Por otro lado, a cada paso que dábamos descubríamos auténticas joyas de la arquitectura típica de mediados de siglo. La altura libre de los techos era de 3 metros. Las molduras y los apliques de escayola lucían en todos los salones, pasillos y dormitorios, y decoraban los puntos de luz del centro de las habitaciones. Las ventanas que daban a fachada eran carpinterías de madera noble de guillotina, muy difíciles de encontrar hoy en día en las construcciones nuevas. Las habitaciones eran amplias, las ventanas ocupaban mucha superficie, y las configuraciones de las mismas tenían muchas posibilidades para conseguir estancias todavía más amplias tras la reforma.
Nos encontrábamos ante un espacio con muchas posibilidades.
El primer paso durante el proceso de diseño fue juntar estancias y eliminar tabiques para aprovechar la iluminación natural y ganar espacios amplios. La reforma integral incluía el cambio de todos los pavimentos, los revestimientos y las instalaciones, sin bajar falso techo para no perder altura libre.